Manos,
manos desnudas y mudas,
acarician cuerpos derrotados
en medio de un océano oscuro
lleno de preguntas huérfanas
que ya no saben a donde van.
Manos,
manos náufragas,
recorren ciegas
las avenidas de un sordo deseo
cuando la ciudad llora
de espaldas al sol.
Manos,
manos borrachas de necesidad
rezan completamente ateas
a un Dios derrotado
por tanta fe saturada
de tanto esperar
cualquier cosa.
Dani T. D. 19/10/2023
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