lunes, 27 de marzo de 2023

NADA SE OPONE AL SUEÑO

 

    Lunes, se adelantó la hora la víspera del sábado. Otra prueba de que todo es mentira. La oficina parece recién estrenada. Durante el trayecto hasta la oficina. Marco ha tratado de bajar en otra parada. De disimular que es otro y de perderse en un parque para proseguir la lectura del libro de turno que le acompaña.

 Ahora está leyendo un libro de Delphine de Vigan, concretamente Nada se apone a la noche. Está bien a punto de acabarlo, aunque no quisiera que terminase nunca. La historia le ha gustado mucho. Ha descubierto un mundo, nuevas cosas, nuevos matices. Y al fin, nuevas propuestas para seguir su propio sendero.

  Pero como bien escribió Borges, los senderos se bifurcan. Y ahora de nuevo Marcos se encuentra en la oficina. 

  Ha llegado a la hora. Se ha acomodado en su sitió. Ha encendido el ordenador y se ha puesto a trabajar como un quien se sumerge en el el mar, mientras su mente va tejiendo otra realidad bien distinta.

  Aunque toda realidad siempre es sospechosa. Toda realidad está construida a base de ilusiones. Ilusiones que son proyecciones de la mente. La mente que no para de soñar, de alucinar, de naufragar...

  Pues lo más seguro es que Marco se encuentre ahora mismo en un parque. Está sentado en un banco con la novela de Delphine de Vigan abierta ante sus ojos. Marco está dentro del libro. Se siente a gusto no quiere despedirse de Lucile, le ha cogido cariño. Aunque tal vez vuelva un día y vuelva a pasear su mirada por sus páginas. O tal vez, cuando regrese a casa coja papel y un boli, y escriba una carta a Lucile para explicarle cosas que ha descubierto  sobre si mismo al leer el libro.

  Por ahora Marco se encuentra en la oficina. Aquél decorado laboral le parece otra ilusión. Una ficción más en la que simula trabajar. Como seguramente también simula que está vivo y que algún día de estos la palmará. Desaparecerá al fin y volverá a ser tan libre como la nada; la esencia de todo.

  El tiempo, en esa oficina, parece ir más lento. No, ni mucho menos va más lento.

  No puede ir más lento, pues el tiempo no existe. Como tampoco existe todo lo demás. Es decir: lo que da sentido al tiempo mismo. 

  Seguramente sólo existen las historias contadas en los libros. Y en el fondo, ni eso. Pues todo y nada es puro sueño. Y los sueños sueños son.


Dani T. D. 27/3/2023


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