se pasea por las calles civilizadas
de este mundo cáustico
y embargado en apariencias variadas.
Baja el sol como cada día.
Alterando el destino más inalcanzable
que se declama entre las ruinas
del más fugaz y presente momento.
Porque cada día vuelve a empezar
el mismo día, desde hace siglos.
desde el olvido más memorable.
Haciendo gala de la epidemia misma de existir.
Y en eso el tiempo veloz
e idiota que nos traspasa
como una lanza ardiente,
entre el deseo más vil
y la más evidente frustración.
Y al final ¿ qué? Nada
o casi nada, que es peor.
O mejor, mientras un tedio virtual
nos agrava
byte a byte el alma más mortal.
Dani 27/01/2020
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