a veces
cuando se trata
de ser yo
mismo.
Una falsa
medestía
me obliga
a obligarme
a no tomarme
casi nunca
en serio.
Me quito
la máscara
para dejarme
otra,
mientras
empiezo
a escuchar
los descréditos
del corazón.
Que se filtran
ciertos recelos,
y aflora un
enésimo
escepticismo
crespular.
Y ya no queda
prácticamente
tiempo
para muchos
epígrafes
autóctonos.
Dani T. D. 12/11/2020
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