Días que nacen directamente muertos,
que naufragan en las oficinas del tedio.
Días que compran el periódico en la farmacia,
que se visten de buzo,
que se van de vacaciones a Júpiter,
que cambian de opinión bajo la ducha,
que se masturban en los lavabos del centro comercial.
Días de ceniza que duran años,
días que se disfrazan de noche,
días que no sueñan ni en pintura,
que se comen las uñas,
que discuten con un Dios inexistente,
que hacen el amor con la esposa del recién casado.
Días caducados como todos los días,
días para planear atracos,
para diseñar suicidios,
para matar el tiempo,
para huir de la maldita huida
de esta vida sin sentido,
aunque las ganas de reír siempre están,
como no.
Dani T. D. 28/8/2024
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