espera la muerte
con un par de merluzas en los bolsillos
y una copita de anís.
Los espejos del nuevo día
inventan la realidad
a medida de cada viandante
que cruza la ciudad desesperada.
Detrás de cada ilusión
está marcándose un baile la muerte
con su traje de sal
y su tacones de nieve.
El mundo no tiene sentido
y la vida son cinco minutos,
y a veces, bastante idiotas.
Pero hay supermercados,
wifi, libros de Cernuda y Jose Hierro,
la ironía, algún que otro
beso apasionado,
y en el bar de la esquina
uno se ríe un rato
(y tres).
Detrás de cada sueño
espera la dama de la guadaña
con un interrogante en el ojal
y una baraja entre sus pálidas manos.
Dani T. D. 5/8/2024
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