miércoles, 27 de marzo de 2013

SIN INSPIRACIÓN


Dedicado a todos los cursores incomprendidos

Aquel día el cursor de la pantalla del ordenador le miraba de una forma extraña. Qué raro, pensó, llevo más de diez años trabajando como guionista y nunca me ha pasado algo así. El caso es que, ahora que me fijo, parece un poco más largo de lo habitual. ¿Se habrá excitado al saber que le miro? Ese pensamiento le hizo esbozar una sonrisa un tanto pícara, sonrisa que borró inmediatamente de su boca en cuanto se percató de que su jefa, la coordinadora de guionistas, se había vuelto para mirarle con la cara que suelen poner las jefas que se creen por encima del bien y del mal: ¿y a éste, qué coño le pasa hoy? ¡Joder, qué carácter y qué erótico que se está poniendo todo esto! Si es que cuando me pongo, me pongo. ¡Cómete la sonrisa pícara, joder!

El caso es que el cursor seguía ahí, dando la nota. Igual me está enviando un mensaje de socorro. Quizá ha pasado una mala noche y hoy no puede trabajar. O quizá se siente solo y utilizado y necesita llamar la atención. Esto les pasa mucho a las mujeres. Cariño, hazme caso. ¿Te ha ocurrido algo? No, pero tú hazme caso… Y yo sigo preguntando, ¿pero te ha ocurrido algo? Y, claro, ella se enfada. ¿Pero por qué me tiene qué ocurrir algo? Y es verdad. ¿Quién va a decir eso de oye, hazme caso, que me siento sola y utilizada y necesito llamar tu atención?

- ¿Decías algo?, me pregunta la jefa.

Me pongo más recto que el cursor que tengo enfrente y balbuceo:

- No, no, pensaba en voz alta…

- ¿Una nueva historia?

- No… Digo, sí, una nueva historia.

- Estupendo, luego hablamos.

¿Luego hablamos? ¡Vaya mierda! No sé cómo he pasado de lo erótico a lo escatológico, pero aquí estoy, pringado hasta la última uña del último dedo del pie. Y todo por un puto cursor que no me deja tranquilo. ¡Así quién va a inspirarse!

Inspira, expira, inspira, expira… Nada, no hay forma de tranquilizarse.

Me pregunto si el cursor se estará riendo de mí. ¡En menudo lío me has metido, so cabrón! Eso, eso, ahora escóndete… ¡Venga, da la cara si eres hombre! Nada, él a lo suyo, como las gogós de discoteca… Y yo debería ponerme a lo mío, antes de que mi jefa me cante las cuarenta. El caso es que no se me ocurre nada, estoy seco…

Y el trago de agua tampoco ayuda. No sé por qué no dejan beber alcohol en la oficina. Estoy seguro de que saldrían historias interesantísimas, divertidísimas, originalísimas, genialísimas…

Como la historia de un cursor que volvió loco a un pobre guionista sin inspiración.

2 comentarios:

  1. Me ha encantado, esa falta de inspiración es precisamente todo lo contrario,inspiradora y con este relato vienes a corroborar lo que dice en el libro que te regalé y es que de cualquier cosa,hasta de una brizna de polvo flotando en el aire puede surgir una historia.
    Mis felicitaciones por este relato y que siga..la inspiración.

    Maiky.

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  2. Poz... Qué derroche de piropos, ¿no? Gracias, gracias, gracias. Y lo mismo digo, que no pare la inspiración!!
    Eva

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