No sé con que propósito, pues es domingo y los huesos tratan de relajarse. Mañana espera la oficina, como un cementerio de las dudas.
Ni tan feliz, ni tan triste. Ni tan joven y menos maduro, voy ya arrastrando medio siglo a mis espaldas. La vida cada vez me parece más inverosímil, aunque, como decía Jaime Gil de Biednma, la vida va en serio.
A decir verdad, a veces me harto de la existencia.
Y quisiera salir de mí. O ser otro. O dejar de ser para ser más libremente. Y burlar el vértigo de la existencia y sus leyes tan disparatadas.
Limitarme a vivir por vivir burlando las fechas señaladas en el calendario, trascendiendo al ansioso deseo. Ese deseo que casi siempre se cumple al revés de lo esperado, como un lastre inevitable. Mostrando así la esencia pesada de la vida a través del recorrido que dibuja la sangre por el cuerpo de uno, hasta que la muerte sugiera otro no rumbo.
Por ahora sigo sin saber que hago aquí. Que es esto de la vida. Si tiene sentido el sentido que le damos a las cosas, al tiempo, a la vida misma.
En fin, caminar me ayuda a pensar. O pensar es una forma de caminar. Pues tal vez lo que importa es caminar y pensar, aunque no se llegue nunca a ningún lugar y a ninguna conclusión. Uff, qué descanso...
Dani T. D. 13/11/2022
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