hasta la fecha,
cuando el azar
ya no nos encuentra
y el vacío pesa en el alma.
La ciudad es un enjambre
de rostros que ya no ríen,
es lo que tiene necesitar
más de la cuenta y comprar
cosas que apenas se necesitan.
El mundo sigue descosiéndose
por las esquinas,
las musas del poeta
se perfuman con ginebra
sin escupir ni un podrido verso.
La desesperación agoniza
en los hospitales bombardeados
por las bombas modernas,
mientras el mando a distancia
zapea para burlar la más
idiota ansiedad,
mientras esta noche
tampoco me besarás desnuda
bajo las sábanas del deseo
más apasionado y ardiente,
más delirante y naufragado.
Dani T. D. 13/11/2022
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