Tiemblan las palabra desde las esquinas del alma, mientras que afuera la realidad es la quinta esencia de la ambigüedad.
Lunes, una súbdita depresión planea sobre las aceras cansadas en las calles de la ansiedad. El horizonte despintado vulnera el acto de vivir con la serenidad que palpita el corazón más silenciosa.
Mientras todas las pantallas se inundan de mensajes y llamadas relámpago.
Los latidos de los relojes persisten en su imperio de la rutina más gris. Las prisas mantienen el copas. Las empresas producen todo tipo de cosas. Las manos, quizás, se cansan de pensar. Entonces el cerebro se duerme sin apenas dormirse del todo. Y las almas se van por la ventana, más allá de los cristales, dónde sueña la verdadera vida.
Dani T. D. 7/11/2022
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