Todo lo contrario.
Pero antes, merecería la pena hacer una revolución interior, con el mero propósito de llegar tan lejos como sea posible sin apenas mover ni un sólo musculo. Entrenando, ante todo, la imaginación y volar para soñar la vida en directo, sin filtros ni normalidades que, de alguna manera, limiten y atrofien las ganas y las posibilidades infinitas de vivir de cada cual, o cada quien.
O, sea, de todos y de nadie en particular.
Dani T. D. 22/6/2021
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