A veces me cierro en una habitación de hotel a escribir para serenar y acariciar mi alma tan enloquecida. Escribo historias que llevo dentro, ignorando que las llevaba en algún rincón del ser. Escribo, también y como no, para invocarte. Para hablarte a través de cada palabra que escribe el boli que me acabo de comprar en una tienda todo a cien. Mientras escribo finjo esperarte para jugar al juego del amor como dos tontos niños que se buscan hasta las primeras claras del dia.
A veces vienes y la habitación se convierte en un paraíso en esta tierra desierta y quemada. Pero hay un instante dónde siento nostalgia del placer extraño que se produce cuando uno se encuentro solo en una habitación y escribe con un boli comprado en los chinos en un bloc, con la única finalidad de escribir hasta el fin de los días.
Y es que la vida es tan rara, y no sólo a veces.
Hasta pronto cariño.
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