me arrastran por esta desencantAda ciudad,
danzando entre siluetas eléctricas.
Cuando la vida ya es esa bacía herida
que coagula en tiras finas
de papel celofán.
Raros tiempos
como todos los tiempos,
mientras pasan las golondrinas hidráulicas
cruzando este cielo realquilado
por las oraciones trasnochadas,
a un Dios absolutamente despistado
y fuera de lugAr.
A pasar de todo,
se respira una extraña alegría
como si fuese el fin del mundo,
y las palabras que trae el viento
en sus tan transparentes bolsillos
fueran al fin el bálsamo
que tanto se andaba buscando.
O por el contrario...
O por el contrario...
Dani T. D. 19/8/2020
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