pero a veces uno se despierta
contra el mundo,
contra todo
y contra nada en concreto.
Y vivir es tan sólo un quejido en el viento,
un paseo sobre las brasas,
un presagio en el abismo,
un terror envasado al vacío
y también el rastro de la nada
más evidente.
Llegado a este punto
hay que sentarse, tomar aire, relajarse
que nada es para tanto,
ni mucho menos esta vida.
Este espacio teatral
en el que apenas somos sombras
entre luces que bailan,
juegan, se aman
y luego...
que más da luego.
Dani T. D. 15/2/2023
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