Nace otro martes sin cabeza,
el metro es una frase subordinada,
las caras de la gente se confunden
entre sí,
mientras la realidad es un campo
de batalla.
En el supermercado ya venden miedo envasado al vacío
y los clientes vamos como locos,
las aceras de la ciudad son conquistadAs
por los gritos del silencio
de cada argonauta.
La vida sigue tan absurda como siempre, incluso un pelín más,
pero nadie lo reconoce.
Se sigue la idiota y pasiva inercia del progreso más civilizado, frío y criminal
subvencionado por el negocio de la guerra.
Los malos y los buenos son tan diferentes que se parecen demasiado entre si.
Todos somos víctimas y criminales al mismo tiempo,
ángel y demonio,
sabios e idiotas
inocentes y culpables,
nadie y alguien,
vida y muerte,
agua y fuego,
Tamara y Falcó
ruido y silencio...
Dani T. D. 28/2/2023
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