tiñe las avenidas
que conducían
hacía ti.
Citas abandonadas
en los cafés imposibles
dónde los besos nunca hechos
se piden el tercer vermú del día.
Al final no fui mi amor,
queriendo ir,
pero ya ves...
cuando el corazón y la cabeza
no paran de discutir
uno siempre acaba perdiendo,
o ganando quien sabes.
Pues en definitiva,
vivir ya es eso:
lanzarse al vacío.
Y a veces se gana
y a veces uno se pierde
por cualquier memez,
sin remedio dentro
de uno mismo.
Aunque,
en el fondo,
todo forma parte
del mismo juego,
del mismo vértigo
en el ejercicio de vivir.
Cuidate mucho
allá dónde los Dioses te lleven,
quizás ellos nos vuelvan
a juntar
en alguna noche de estas
tan apasionadas.
Dani T. D. 22/8/2022
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