La semana santa ya está aquí. Las distintas Vírgenes saldrán a
hombros de paseo o de compras por el corte Inglés, mientras las guerras no tienen vacaciones.
Cristo volverá a morir por nuestros pegados, pobre. Cada año se muere crucificao, debe estar ¡hasta los cojones! Mientras hay gente que no llega a fin de mes. Mujeres y hombres que han venido en pateras, niños que se han hecho adultos de golpe para sobrevivir haciendo trabajos inhumanos por estas calles del primer mundo de insufrible y de feroz consumismo.
Llegan cuatro días de fiesta. Iremos a la playa, al monte... En busca de tranquilidad, de calma mientras en otras tierra siguen cayendo bombas y misiles, y ciudades enteras ahora son extensos desguaces.
Y, aquí ya veis, uno no acaba de estar casi nunca contento. Ayer mismo, sin ir más lejos, me dí cuenta de que me falta algo, y no sé lo que es. Me buscaré un couching de es@s (que, de paso, tenga un polvo o 20), porque no sé que hacer con mi vida, la verdad. Y el caso es que me merezco toda la felicidad del mundo, porque soy la rehostia. La gente que me rodea no se da cuenta y no me valoran lo suficiente, tengo que quererme más, ¿pero cómo diablos se hace eso?
¡Ostras me suena el móvil! Qué pasao es el Fermín.
Por cierto, voy a apagar la tele pues me pongo enfermo de tanta guerras, hambres y miserias.
Y ahora, que no me ve nadie, me voy hacer unas rayas de Calacao.
!Me cago en mi puta vida!
Dani T.D. 12/4/2022
No hay comentarios:
Publicar un comentario