a plena luz del día,
camino sin rumbo
completamente a tientas.
De hecho, ¡ahora caigo!:
nunca he logrado ver nada.
El mundo es un decorado,
y la realidad, un espejismo.
Esto de vivir es una extraña vocación,
un vértigo accidental,
un sueño que así mismo se sueña,
¿tal vez un azar equivocado?
A menudo, es en la más extrema oscuridad,
donde mejor se ven las cosas.
En verdad, no deja de ser un juego,
el juego de extenderse por el universo.
Para ver con claridad
a menudo hay que cerrar
bien los ojos,
y si es a plena luz del día, mejor.
Dani T. D. 24/4/2022
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