vidas que se ahorcan en cada esquina,
mierda legalizada que se apodera
de todo y de nada.
Sanidad pública que no es tan eficiente
por falta de recursos y personal,
mientras una teocnologia PUnTA
desgasta la poca humanidad que queda
(si es que alguna vez hubo humanidad).
Semanas que son serpiente venenosas
biografías que agonizan en absurdas
salas de espera, mientras la muerte
afila sus colmillos en cada esperanza.
Gurús de la Oportunidad más superficial
se forran calentando al personal
con formulas anormales y consejos
inútiles sobre la más puta felicidad.
Y al final, lo de siempre: playas de ceniza,
naufragios en vivo en las aceras del olvido,
suicidios patrocinados por el sistema
para maquillar mejor las más democráticas estadísticas.
Ya no hay salida.
Nunca la ha habido,
tirarse a diario por el balcón ya cansa,
y el horizonte ya está completamente urbanizado.
O sea, absolutamente podrido
como todo y nada.
Dani T. D. 20/3/2021
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