recorriendo nada en particular,
entrando y saliendo
de ningún lugar.
Un silencio con escogidas palabras
para divagar sobre
esto o aquello,
sin llegar a ninguna
castrada conclusión.
Es un placer
vivir al antojo
del latido filosófico
y sentir el sueño
de la vida
como fluye
por las venas.
Unos zapatos sin pies,
un espejo sin reflejo,
una verdad despeinada
se desvive por volver
a mentir.
Es un placer
vivir sin más,
perdiendo el respeto
al nauseabundo
sentido
del sentido
en todos, toditos,
los sentidos.
Dani T. D. 18/7/2020
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