Acrecientan las inusitadas felicitaciones
crepusculares,
y una vez más se desencadenan
los falsos deseos
en las precipitadas fechas
propicias.
Aglomeraciones de rostros enloquecidos y con prisa,
con los ojos ensangrentados
cosidos a los aparatos
digitales que no paran
de recibir mensajes,
a través de los satélites
colgados de la bóveda celeste,
desde dónde proviene este afán
de afanar y prosperar aunque sea sólo
a base de simulacros.
Dani T. D. 17/12/2025
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