Siguen las injusticias,
proliferan las guerras,
el fascismo siempre está ahí:
vigilante, arrogante,
malditamente atracativo,
pudriéndolo todo.
Los demonios se renuevan
en cualquier iglesia, sinagoga
casino o institución bancaria.
Parecen buenos, sanos,
cristianos renovados,
fructíferos creyentes,
se cambian de camisa
para ir a misa.
Sigue la misma mierda,
más sofisticada, eso si.
Más modernizada, eso también.
Más efectiva, como no.
Pero mucho más
enorme, terrorífica
y miserable.
Dani T. D. 6/10/2025
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