domingo, 2 de diciembre de 2012

Jerone aprobó el examen y murió feliz. Una historia contada por Billy Moore, ex condenado a muerte



Billy conoció a Jerone en el corredor de la muerte de Georgia, en Estados Unidos. Jerone se apuntó a los cursos de Biblia que Billy ofrecía a sus compañeros. Jerone tenía mucha ilusión por participar en esos cursos, tal vez porque la religión era uno de los pocos consuelos a los que podía aferrarse para escapar de la idea de morir electrocutado en la silla eléctrica. Volar con el alma antes de hacerlo con el cuerpo.

Billy lo aceptó en su grupo, pero Jerone se comportaba de forma extraña. No leía los fragmentos de la Biblia cuando Billy se lo pedía. -¿Qué pasa?, le preguntó Billy. Después de mucho hablar con él, Jerone le contó su secreto: no sé leer. -¿No sabes leer?, ¿y cómo aprobaste la escuela?, le continuó preguntando Billy. -Bueno, era un chico conflictivo y me pasaban de curso para no dar problemas. Para no dar problemas ahora, para que el problema te estalle en la cara después. O, mejor dicho, para que después estalle el problema en la cara de otro.

Billy descubrió que Jerone no era problemático, sino que simplemente padecía algo de retraso mental. También descubrió algo más, algo que sólo podía ver un corazón amigo: a Jerone le encantaba la música rock y podía aprenderse la letra de una canción con sólo escucharla una vez. Y así fue como Jerone aprendió a leer y a escribir.

Un día Jerone se acercó a Billy y le dijo: me ha llegado una carta, pero no sé bien qué quiere decir. Billy le explicó que se estaba revisando su caso, así que escribió a su abogado y le explicó que Jerone era algo retrasado y que debía ser liberado. El abogado de Jerone le explicó que el Comité de Apelación debería asegurarse de que realmente padecía una discapacidad y que, para ello, le harían un examen.

Billy intentó explicarle la cuestión a Jerone: mira, te van a hacer un examen y tienes que suspender porque, si apruebas, te matarán. Jerone no lo entendía. Billy insistía: si apruebas, mueres. Jerone no quería entender. ¡Que te electrocutarán si apruebas!

- No lo entiendes, le respondió Jerone. Tú no sabes lo que es que tus compañeros se rían de ti cada vez que te balbuceas, cada vez que te equivocas, cada vez que suspendes un examen. Tú no sabes lo que es escuchar sus risas una y otra vez, cada curso, cada año, toda tu vida…

Llegó el día del examen y Jerone sacó una puntuación de 71. Se aprobaba con un 70. A los tres días fue ejecutado.

Jerone murió feliz. Billy lo supo cuando sus carceleros le leyeron sus últimas palabras, a modo de tortura en la antelasala de la muerte. Afortunadamente, Billy nunca fue electrocutado, porque la familia de la persona que asesinó le perdonó y pidió que el Estado le perdonara. Y gracias a ello he conocido la historia de Jerone, el amante del rock que aprobó un examen y a los tres días murió feliz.

Feliz, porque había aprobado el examen de su vida. Feliz, porque se demostró a sí mismo que podía ser mejor persona en un lugar tan inhóspito e inhumano como un corredor de la muerte. De lo peor puede salir lo mejor. Gracias por recordárnoslo, Billy y Jerone.

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