Falsos capitanes intrépidos
enarbolando banderas de colores
que duplican sentimientos estultos
a los cuatro lados
de la parasita frotera.
Y en eso la gente de la calle
no sé entera,
apenas ya tiene bastante
en rellenar a diario
su cartera.
Mientras el mundo aparentemente
civilizado
sigue dándo vueltas a la misma
órbita disidente.
Cuando en el fondo
todo sigue más o menos igual:
los pobres más pobres,
los trabajadores, senzillamente esclavizados,
y los muy ricos, ambicionando.
Olgo así, má o menos
como la polis griega,
pero sin sabios ni sofistas,
ahora se lleva los futbolistas
y los neo-economistas;
claro, que también puede
quedar algún reducto
de obispo calvinista.
Dani Torralba 2 noviembre, 2015
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