Trato de levantarme
cada día
con divina
alegría,
aunque la rutina
cretina
a veces me paraliza
el alma
y parte del cuerpo
sin a penas consuLtarme,
si acaso
me apetecen sus besos
fríos de hojalata.
Llegado a este punto
querría
convertirme en un vámpiRo
y retirarme
del teatro mundano
y diurno para siempre
y descansar
en un ataUd de espuma
junto al alma desnuda
de tu cuerpo de azúcar
moreno...
A veces
invisibles, aunque tentadoras
paradojas,
en plena calle,
me SORPRENDEN!
y me responden
preguntas peligrosa.
Llegado a este cruce de cabLes,
me largo
a ningún lugar
a beber unos brebajes
de colores y espumosos,
y a través de ellos
indago
en los tejidos endebles
de la más traviesa,
ficticia y fugaZ realidad.
Y vuelvo a estar
tan contento.
Dani, febrero, 2012
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