NAVEGANDO DE NOCHE

                                 Una noche Roberto no podía dormir, de vez en cuando le pasaba. Entonces se puso a pensar sobre el tiempo. Qué diablos es el tiempo?, se preguntaba. Empezó entonces a comprender que el tiempo tan sólo es un concepto hueco que uno va llenando según sus necesidades, claro. Se puede decir que el tiempo no existe: es solo la relación entre dos masas. Una massa grande y otra menor como el caso del sol y la tierra, por ejemplo. Cada vuelta que da la Tierra al rededor del sol es un año, y cada vuelta que da el planeta Azul sobre sí mismo es un día, ya sea lunes o domingo.  Roberto pensó que si llegará un dia que la peña tuviera que emigrar a otro planeta porque la tierra ya no da más de si al quedarse sin recurso, entonces ¿la gente dejaría de cumplir años? ¿O se tendria que imaginar un astro rey totalmente imaginario, como el caso de Díos? Al menos hasta que no se encontrara otro planeta habitable para el ser humano, sus plantes y sus mascotas y demás polítiqueibols en un sistema solar similar al nuuestro.
    Entonces Roberto echó un vistazo al reloj de la mesita de noche, comprobó que eran las tres de la madrugada. Estaba bien despierto en medio  de un silencio muy denso y afilado. Un silencio que si uno estaba bien atento, no paraba de disparar teorias y preguntas en todas direcciones. Aquel insomne se sentía como pez en el agua en mitad de aquel oceano nocturno. Por un momento se reconoció como el único habitante en aquella ciudad dormida, en aquel planeta que sólo daba vueltas alrededor de una gran hoguera...Sin nadie en la fugacidad del universo absurdamente fugaz que no va a ninguna parte, o tal vez a darse un baño en alguna playa paradísiaca. Llegado a este punto Roberto se sintió estrañamente lúcido, al saber al fin que todo era una ficción que no importaba absolutamente nada, o que al menos importaba según lo que cada quien le convenia. Acto seguido  se durmió en medio de un grato y un tanto místico placer hasta el encuentro del dia siguiente, dónde se haría otras preguntas. O, quien sabe...

Dani T. D. 1/3/2018