viernes, 2 de diciembre de 2022

ESCRIBIENDO EN UN BAR DE GETAFE

     Entré en un bar muy acogedor de Getafe. Me senté en una mesa, pedí un café con leche y un bocadillo. Después saqué una libreta y un boli y me puse a escribir. Había empezado una especie de diario en el que me propuse plasmar anécdotas e impresiones. Venía de Barcelona. Tenía unos días libres y quería aprovechar para tratar de ordenar ciertas ideas, tomar aire y al fin tomar decisiones. 

  Escribía desde siempre, incluso antes de saber escribir, escribía.

  Pensándolo bien no sé porque hacía aquella actividad. Si uno lo piensa bien, escribir es más bien de locos.  Una actividad completamente solitaria en el que uno vierte palabra tras palabra ¿pero con que objetivo? Vale, más de uno puede contestar: con el objetivo de escribir historia que uno lleva dentro, con el fin de comunicar. Sí pero, ha de haber algo más. La de ganar dinero ¿Tal vez?

   Sin ir más lejos hay famosos y prestigioso escritores que se ganan muy bien la vida con ello. Sí, pero la escritura guarda un misterio. 

 Para mi ya era una necesidad. 

  Supongo que escribir me ayudaba a pensar mejor. Y de paso pensar, ayuda a vivir con más soltura i naturalidad.

  Pero eso, tal vez, no son más que teorías que se va haciendo uno, según sopla el viento.

    En un momento dado, en la mesa de al lado, se sentaron dos abuelos. Pidieron dos cervezas con dos trazos de tortillas de patatas. Yo seguía escribiendo, inmerso en mi mundo. Las palabras que iba anotando habían empezado una historia en el que la cual narraba las andanzas de un juglar moderno. Bueno, más bien un juglar de siempre. Un juglar que iba recorriendo el mundo, subiendo trenes y bajando de aviones. Llenando teatros en los que narraba sus andanzas a través de textos rescatados de siglos pretéritos que parecían escritos anteayer. 

  De vez en cuando me llegan palabras y frases enteras de estos hombres. Que si el gobierno, que si los terroristas, que si no hay derecho, que si el frío, que si la guerra, que si las pensiones, que si el futuro es cada vez más oscuro...

  De repente me detuve en seco, dejé de escribir. Pensé que Getafe se parecía a l'Hospitalet del Llobregat y a su vez a Nueva Orleans. 

   No se si se me entenderá, o no sé muy bien lo que quiero decir. Lo que si sé es que en aquel bar de Getafe, escribiendo y con la compañía de aquellos entrañables viejecitos me sentía como en casa.


                                                        Dani T. D. 2/12/2022

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