recorro las esquinas de esta insolente
ciudad.
Es tarde de domingo,
día perfecto para dar rienda suelta
a la ansiedad más creativa,
al crimen más vital.
Sospecho que los rostros
que pasean en estos momentos la ciudad
también son anónimos asesino,
como un servidor.
Es tarde de domingo,
la vida es al fin
una idiota herida
que anhela escaparse
de ella misma.
Y se resigna
ante un televisor
que emite
las tan sugestivas
estadísticas
¡¡EN DIRECTO!!
Para que todo este cementerio
tan civilizado
prospere como es debido.
Dani T. D. 24/1/2020
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