traen al corazón de cabeza
andando entre suculentas chorradas
mientras se tambalea toda entereza.
Mira, que bien, otro enmascarillado beso
tras las esquina del deterioro.
Vigila, no te la den con queso
que luego decae todo jolgorio.
Horas de decadente oficina
afilan la más desgastada rutina
y ahora que la cosa no esta muy fina
limpiate bien con champú de sardina.
¡Ojo! que todo es un camelo,
y sino contempla el mar de estadísticas.
Suerte que todavía tengo el teléfono del camello
y nos podemos ir de fumadísticas.
¡¡¡Y que le den a toda
nueva y presentuosa
normalidad!!!
Dani T. D. 15/10/2020
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