nada en las palabras que no callan,
nada en el pensamiento que cree reflexionar,
nada en el silencio que ya no escucha.
Nada tampoco en la enésima irrealidad,
nada como antes de esta gripe post-moderna,
nada en los gestos automáticos de los de los gobernantes de toda la puta vida,
nada en las noches que se aman con el alma adulterad.
Nada en las falsas promesa de siempre,
nada en los escépticos latidos de este derrotado corazón,
nada en los milagros de los dioses de alquiler,
nada en los años que ya son horas, segundos...
Nada en el gusto del paladar del deseo,
nada en los ojos transeúntes que huyen de toda mirada,
nada en los huecos que deja la lluvia de falsa cerámica
nada en el exceso de todo esta cotidiana confusión
Dani T. D. 10/6/2020
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