escupen al propio deseo,
masturbando el pudor
más rentable e hipócrita.
Mientras en los templos
se agitan con infantes inocentes
con sus
desnudas espaldas
hasta los tobillos, flotando
entre
adulteradas
oraciones
a un cielo cada vez mas alto,
a un cielo lleno de dioses
pervertidos
y vacíos.
Mientras aquí abajo
se llenan las calles con un tedio
cada vez más domesticado,
moderno, rentable
y cibernético.
Cuando al fin las opiniones
más políticamente correctas
e insustanciales
ya viajan por fibra óptica
patrocinando
un día más,
la mediocridad más demócrata, conformista
y seminarista.
Dani T. D. 27/1/2022
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