jueves, 9 de septiembre de 2021

HAY TEMPORADAS

     Hay días, semanas, temporadas que un insospechado vacío se mete dentro de uno y le hunde en la más extensa miserias. El vacío a veces, o a menudo, es lo que más pesa. 

 Llegados al punto, uno no sabe donde meterse, ni donde huir.
Uno quiere irse lejos, muy lejos y al mismo tiempo quedarse en la cama, por ejemplo. Y taparse con una tonelada de mantas y desaparecer en el sueño de los días, de las directrices de ser uno mismo.

  Al salir a la calle, uno comprueba que esta llena de monstruos (empezando por el mismo). De ojos bañados en sangre, de sombras todo a cien, Y sin querer uno llora, y con las lágrimas va formando charcos. Charcos que se agrandan  hasta inundar el cuerpo sin ganas de uno. O mi cuerpo lleno de vacío que me lanza para abajo, quizás en busca de un infierno de alquiler dónde me hagan pasar el rato.
  Pero hay días, semanas, temporada que todo (y nada) resulta ser tan inútil como una oración, como cantada el gran Manolo Tena.

  A veces la felicidad me escupe a la cara, y la tristeza se ríe de mi. No, no estoy exagerando, sabéis de lo que hablo canallas. Entonces empiezo a caminar y caminar y caminar. No sé a dónde voy, puesto que todas las direcciones están equivocadas. Como mis pasos, mi destino,  mis días, y mis palabras que se disuelven en la boca atraídas por el vacío que se me agranda, por momentos en el estómago. El vacío que es lo que más pesa en esta vida sin sentido.
    Pero podía ser peor. Siempre puede ser peor. Aunque también puede ser mejor. A lo mejor a veces uno se cae para poder levantarse con las energías completamente renovadas. Bueno, yo que sé pues la verdad es que cada vez entiendo menos cosas. Pero no me hagáis caso, que estoy cayendo y no sé hacia dónde...

Dani T.D. 9/9/2021.

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