A veces la vida se va por el frgadero de la indiferencia más absoluta, y fallan las fuerzas de todo tipo. Y encima no hay nada en la nevera. Todo parece inútil. Llegados a este punto hay que hacer realmente un sobreesfuerzo para reír de todo y de nada en concreto.
O no.
Pues los sobreesfuerzos a menudo menguan la salud, en todos los sentidos.
Y es que al fin y al cabo (o al cabo y al fin) la vida son dos días.
Todo pasa y todo queda, Machado ya lo escribió en su momento. Serrat lo canta también en sus momentos. Bueno, ahora... he perdido el hilo, tengo un trozo de cordel. Pero no es lo mismo. Claro, que hay que tener bien presente que lo mismo a veces es un mera copia. Y las copias, ya se sabe, a menudo mejoran la original. Sin ir más lejos ayer fuí al cine con una copia de Marta, y me lo pase en grande. Luego nos amamos en su casa hasta que me di cuenta que ella era una simple copia, pero llegué hasta el final como un heroe. Claro, que también podía ser perfectamente, como un náfrago. Luego volví a mi casa sobre mis pasos.
Una vez en ella, pensé en si la vida no es también una copia. ¿Pero una copia de qué? Quizás una copia de una existencia que ya vivimos en un tiempo lejano y remoto. Yo qué sé... mira soy así, colecciono todo tipo de preguntas. Y cuando me quedo sin preguntas, voy a por más en la cuarta planta del Corte Brintánico. Mira, cada uno tiene sus aficiones.
Dani Torralba Devesa
28, marzo de 2017
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