A veces
nacen días muertos y
nacen días muertos y
con las manos llenas de preguntas vacías
entre migas de deseo,
ante un paisaje hecho
de sombras que transpiran
de sombras que transpiran
el placer atrasado
del ayer de un mañana
que nunca será.
que nunca será.
A veces la vida
es ese espacio sordo que se invade
de palpitaciones creadas por
el silencio más sonoro,
el silencio más sonoro,
agitando la sábana de
los estrellados cielos
los estrellados cielos
para capear, más o menos,
la falsa conjetura de un
supuesto Díos creador.
A menudo las moléculas
que forman las perfectas
deformaciones
deformaciones
en los tantos universos paralelos,
conforman la sutil variedad
de la nada más inmediata
hacia sus múltiples
manifestaciones,
al hacer posible aún
lo que parecía todo
todo un milagro.
hacia sus múltiples
manifestaciones,
al hacer posible aún
lo que parecía todo
todo un milagro.
Dani Torralba i Devesa, 21/3/2017
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