Mundo psicópata que no sabe a dónde va, mientras la lluvia de bombas sigue destruyendo poblaciones y ciudades enteras. Gente desesperada abandona sus casas. Ya no sabe dónde caerse muerta.
Las guerras siguen, son animales destructores. Aunque algunos mandamases desde sus despachos de lujo se enriquecen al especular con las posibilidades de inversión después de la destrucción.
En otras parte siguen latentes las amenazas terroristas. No paran, les va la marcha. Los de allá no dan su brazo a torces, y los de Alá no se bajan del camello.
Las guerras siguen, son animales destructores. Aunque algunos mandamases desde sus despachos de lujo se enriquecen al especular con las posibilidades de inversión después de la destrucción.
En otras parte siguen latentes las amenazas terroristas. No paran, les va la marcha. Los de allá no dan su brazo a torces, y los de Alá no se bajan del camello.
Más al sur, los niños mueren de hambre. Algunos apenas duran unas semanas. Y aún, a día de hoy, se comercia con las mujeres.
Y todo es lo mismo, lo mismo, otra vez lo mismo:
Envidias, hambre, religión, territorio, miseria, nacionalismos, violaciones, agresiones, peleas de gallos, pelos por un trozo de tela, intereses llenos de sangre...
Mientras uno se levanta cada mañana. Se viste de si mismo, aunque frente al espejo apenas se reconoce. Pero por si acaso se imagina que es una actor famoso (más que nada por recuperar algo de seguridad en si mismo). Luego se cierra unas horas a ganarse el sueldo. Un sueldo normal y corriente. Aunque claro, a menudo dentro de lo normal y lo corriente se esconden dos asesinos a sueldo pagados por la administración más psicópata.
En fin que no hay nada bajo el sol. Este mundo es más psicópata que nunca. Y al ver como evoluciona la cosa, habrá que encerrarse en alguna habitación de hotel con ventanas al mar para beber, leer, amar, dibujar, pintar, drogarse un poquito, dormir, y tal vez soñar lejos de toda esta lamentable humanidad.
Dani T. D. 31/3/2022
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