burlando la realidad más oficial
y sus tan decadentes adornos navideños.
Camino sereno con los bolsillos
en las manos heladas
ignorando la felicidad más vomitiva
patrocinada por el Corte Celta.
Camino hacia la nada
alejándome de la absurda rutina
de tener que comprar cosas que no necesito.
Pero que bonita es la Navidad
con su pesebre y sus papanoeles,
su lotería, sus calzones rojos,
sus turrones, sus cuñados,
sus doze uvas y su carnet de identidad.
Dani T. D. 7/12/2021
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