reguladas para renovar viejas sentencias,
se cuelan en trajes de colores
y adulteradamente democráticos.
Fantasmas renovados para los mismos escaños mantienen las leyes más impermeables, al compás
de las mazas más interesadas.
Mientras un viento orientado trajina
lo que es más conveniente, o no,
para el ciudadano de a pie,
o simplemente en reposo.
Y al fin la sociedad prospera
entre simulacros de progreso
que ya se gestan a golpes de megabytes
entre inalámbricos ejemplos de ultramodernidad.
Cuando al fin los mismos desgastes
repiten los mismos hábitos caducos
y vomitivamente patrióticos y religiosos
una y otra vez.
Dani T. D. 4/5/2021
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