Escribía par no matarse. Pero se mataba en cada verso que escribía. Buscaba tres pies a las gatas. Confundía a menudo la tristeza con la alegría, el amor con la necesidad y el deseo con el azar. Con sus andares de nadie en particular, había empezado en tiempos ya lejanos, un camino íntimo para solventar el simulacro más existencial y así salvaguardar su propia singularidad.
Luego ya....
Pero eso ya es otra historia...
Dani T. D. 6/12/2020
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