Una docena de muertos vivientes
nos gobierna desde el palacio de la Desilusión,
mientras por las calles ya ruedan
los corazones más descosidos y coagulados.
Una docena de cadáveres con dinero
diseñan este decorado a sus caprichos.
Mientras vuelven, un año más,
las tan putrefactas fiestas de la Ansiendad.
Una docena de vampiros prometen el cielo,
ante una multitud llena de desesperación
cuando sube la Bolsa VaStikana,
y la humanidad, al fin, es cosa vana.
Dani T. D. 7/12/2020.
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