domingo, 1 de marzo de 2020

ENVUELTOS EN NIEBLA

   Hay días envueltos en una niebla que se ha comprado en un todo a cien. Días festivos totalmente despeinados, que no se miran en el espejo, posiblemente por miedo. Miedo al miedo. Miedo a dar un paso en falso, miedo a sentirse nada. Sí, a sentirse nada. Una nada que camina sin destino, que a perdido el rumbo, y ya no sabe donde ir.
Claro que quizás son días para salirse del tiempo, y tomar notas.
Momentos de tratar de hacerse nuevas preguntas, yo qué sé...

Hay días que no sueñan, que son como muertos vivientes que llevan nuestro rostro. Un rostro extraño con los ojos sordos, y los labios sin besos.

Hay días doblados y arrugados que se llevan en la cartera como si fuesen sofisticados talismanes, porque... ¿Quién sabe? En cualquier momento, a cualquier hora, pueden ir bien para reiventarse el aliento del tiempo. 

 El tiempo, el tiempo esa extraña unidad de medida en el que creemos atrapar cada momento...Pero es el tiempo quien al fin nos atrapa. Y nuestro rastro se borra enseguida...como si nunca hayamos existido. 

  Hay días que amanecen para dentro. Y se camina unas avenidas extrañas dónde planean lunas sobre playas de plata y las horas son gaviotas que no tiene prisas porque no tiene miedo pues hace tiempo que dejaron de ser esclavas de su propio destino

  Hay días en el que uno se sienta a escribir textos como este, y no sabe porqué razón. Quizás para dejar de ser esclavo. Esclavo del propio destino. Incierto destino que es el resultado de todo deseo que se va enredando en el propio camino que lleva al centro del mismo corazón.

Dani T. D. 1/3/2020 

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