el calor de tus ojos
sobre mi piel naufragada
al baiven de las horas
que se desnudaban,
hacia el descompás compasado
de la belleza más líquida.
Anoche mis dedos
anhelaban tu ausencia
acariciando tu alma
más ardiente y mojada,
enredando la fusión
de los átomos cuando éstos bailan
en la eternidad fugaz
del universo.
en la oscuridad más transparente
me prometió que
la distancia nunca
será mera distancia,
mientras éste, nuestro deseo,
nos arda
a la par en un pasión
tierna y sincera.
Dani T. D. 25/11/2019
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