Me desperté un poco más tarde de lo habitual. Lo primero que hice es poner un disco de Frank Zappa, ese genio de la música que me recuerda que hay que vivir y que todo este mundo es una puta broma que no significa absolutamente nada. A continuación me di una ducha, me vestí y desayuné. A las diez salí a comprar el pan y los periódicos. Sí, ya sé que estoy un rato desfasado, pero los domingos me gusta sentarme un rato a leer dos o tres periódicos. A más, me gusta el tacto orgánico de esas páginas informartivas, tiene algo de sensualida sofisticada e intelectualoide.
Ya, con los diarios bajo el brazo me acordé que en aquella jornada dominical tocaba votar por enésima vez en un año y medio. ¡Mierda!, pensé. ¿Pero a quien carajo votar? Si total votes a quien votes te joden igual. Encima tenia un problema, las elecciones eran estatales, y yo no sabía si era español. Recordé que llevaba encima un documento de identidad. A continuación lo saqué de la cartera según el documento yo era español. Aunque como tantas otras cosa no se muy bien que es ser español. Pero luego recuerdo que suspiré al comprobar que tenía nacionalidad. Que por cierto, no sé si esto es bueno o malo. Después me fui a votar tranquiló. No recuerdo, o no quiero acordarme a quien voté.
Bueno, que más dá, Vote a quien, sea de la nacionalidad que sea, me joderan igual.
Luego fui a comer una paella con un amigo que hice en Port de La Selva, es algo facha, Pero excelente persona, al menos es respetuoso con la gente que opina lo contrario que él. Y con un sentido de humor, que ya querrían más de uno que va de demócrata por estas calles y paramos, Mi amigo es un excelente lector y gran entendido en economía y en cine. Ah, y en canciones de Bob Dylan...
Por cierto, no sé a que viene está historia, Pero qué más da. La vida es tan breve, absurda y a veces tan misteriosamente hermosa. En fin...
Dani T. D, 10/11/2019
No hay comentarios:
Publicar un comentario