los semáforos tienen manos de harina
y los coches van con agua de mar,
mientras que las oficinas cada mañana
se llenan de rumores de sangre coagulada.
En la ciudad de los muertos modernos
me fuí a vivir después de andar
detrás de tus ojos de fuego,
y cansado ya de no alcanzarte
me vine a vivir en estas calles
tan libres, tan de nadie.
En la ciudad de los muertos cachondos
el deseo calza botas de celofán
y las almas rotas no paran de bailar
rock an roll al compàs de la ansiedad
más postmoderna y precaminOsa.
En la ciudad de los muertos cibernéticos
se prospera a base de simulacros,
maquillando los labios del futuro
con rimel de alquitran, mietras
se fuman un par de silencios
de aire comprimido.
de aire comprimido.
Dani T. D. 26/6/2019
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