la ciudad fantasma,
tras el aliento de tus labios
de fuego.
Recorriendo las avenidas solitariAs
entre una multitud
de metal
que no me habla de ti.
Naufragando
por enésima vez
por enésima vez
en este rumbo
que no sabe a dónde va.
Y así pasan los días
de papel,
en medio del tránsito
de las horas heladas
como un fuego sudado,
como un fuego sudado,
en la sala de espera
de las consultas
del más enloquecido corazón.
Recorro con los ojos cerrados
la ciudad solitaria,
tras el aliento de tu pelo
libre y salvaje.
Dani T. D. 9/6/2019
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