Caminando desierto tras desierto
busco refugio para mi corazón
de alquiler,
entre las manos frescas
de un viento suave y vacilante.
Desgastado tras cada tormeta
que me quiere aruinar,
me levanto como nuevo riéndome
a plena carcajada
de todo y de nada en particular.
Suspirando pedazos de cielo
desde este tan idiota infierno,
disfrazado de eSperanzas
preparadas para cosumir al instante,
con liciencia para prosperar
a MODO de simulacros;
bajo una lluvia de interrogantes afilados
con ácida y eléctrica ansiedad.
Desierto tras desierto |
encuentro a diario el desencuentro
que proporciona el bacío
más urgente, generoso
y luminoso.
Dani Torralba i Devesa, 20 enero de 2017
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