Días huecos que se llenan de cualquier manera
mientras pasa el tiempo dejando su endeble estampa
cuando el corazón bombea siguiendo la quimera
cruzando la mordida luz de su propia trampa.
Días de promesas incumplidas hasta el final
despejando la duda de la propia duda
para burlar acaso toda huella criminal
desparramada desde la vida más menuda.
Días improbables que acontecen de verdad
hasta el último aliento, sin tapujos de ningún tipo.
Subtrayendo así la más ficticia normalidad
la que marca la huella substancial de todo rito.
Días inútiles llenos de vitalidad en toda su extención
y al fin comprender que no hay que llegar a ningún rincón
para vivir plenamente la fiesta de cada extinción
al sangrar luz en cada acto de desinteresado amor.
Dani Torralba i Devesa 29/11/2016.
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