lunes, 7 de noviembre de 2016

ANSIEDADES COTIDIAMAS

 A veces me siento más sólo que una aceituna y voy a la otra punta de la ciudad. La cruzo dentro de un caballo largo y eléctrico que viaja por el vientre subterranio. Una vez llegado al destino adecuado golpeó tres veces una puerta azul.. Me espero tres segundos hasta que me abre Soledad, una chica tan lista como mi propia ignorancia. Soledad me hace pasar a su casa, a su refugio más secreto y cálido. Me lleva hacia su cuarto. Allá nos ponemos cómodos, despojándonos de la mentira de tener que ser nosotros mismos. Sobre su cama, una cama grande y cómoda, nos amámos hasta cansarnos. Pero nunca nos cansamos, al menos del todo. Siempre pasa lo mismo. El señor Tiempo siempre nos pilla cuando estamos en el punto más placencentero. El my cabrón nos logra separar y nos recuerda que tenemos deberes que cumplir, leyes que obedecer, represiones que domesticar. Después todo vuelve a ser el mismo laberinto entre el deseo y la ansiedad, el entusiasmo y el aburrimiento, la alegria y el fantasma de la siempre fugaz felicidad. Y eso que me esfuerzo para encontrar la salidad, mi salida y a partir de ahí mi sitio. Pero tal vez no haya sitio para un servidor, y uno tenga que matar al fin el señor tiempo. Qué remedio, ¿No?

Dani Torralba i Deves, 7/11/2016

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