Días vacíos que nacen sin palabras,
que tampoco tienen pies
ni destino dónde ir.
Espacios mordidos por una luz que se fuga
de si misma
y resbala por el borde
del siempre endeble corazón
de esta asesina ciudad.
Cuando la existencia se desdobla
en nadas variadas,
ante el siempre desorbitado abismo
que ladra la ficción del Futuro.
Mientras uno continua increpando
en este desierto mortal y fugaZ,
lleno de espejismos vampirizados
que van dejando huella
en la miseria más eficaz e inutil.
Dani Torralba 8/11/2016
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