A veces hay días en que la vida queda suspendida, y su tiempo se aparca sobre las aceras desgastadas del deseo. Toda ilusión queda inválida, haciendo reposo indetermanido en el hospital del Desamparo. A pesar de todo la existencia de uno prosigue como una inercia que se va empapando de mediocridad por los cuatro costados, con esmerada sutileza por supuesto, que se ensucia las patas por el polvo tóxico de la rutina más sosticada...
Para descansar uno también puede aprovechar para darse un baño de multitudes, y pasear por uno de los muchos centros comerciales, en dónde en un supermercado escogido al azar (cuya marca no nos queremos acordar) se hace con un alma envasada al vacío. Una experiéncia absolutamente religiosa.
Más tarde, ya en casa, el televisor encendido se encargará de dictar punto por punto lo que hay que pensar, lo que hay que sentir, a quien automáta votar para que la democracia parezca un estado plenamente demócrata.
Y la vida del contribuyente-esclavo post moderno continua como las cosas que no tienen mucho sentido.
A veces puede ser cada dia si uno renuncia a la imaginación.
A veces puede ser cada dia si uno renuncia a la imaginación.
Dani Torralba, mayo, 2015
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