en los bolsillos rotos del porvenir,
cuando la niebla sube
rediseñando el paisaje
más domesticado
para que todo y nada
siga, más o menos, desigual.
Para que los ojos del mar
no se acaben de limpiar,
para que los esclavos
tengan más alicientes
a la hora de sostener
el insostenible sistema
y así fomentar
la riqueza de los
cuatro hijos de la Gran Fortuna
de siempre.
A cambio tenemos
futbol, nacionalismos todo a cien,
iglesias y templos a la sinrazón de siempre,
desinformación de primera por las redes,
felicidad envasada al vacío,
guerras patrocinadas por multinacionales,
violencia eficaz y gratuita,
fantasmas en el poder,
pastillas para no pensar
ni sentir.
Bueno, lo de siempre.
¡Ay, si Sócrates levantase la cabeza!...
lo condenarían a muerte
otra vez.
Dani T. D. 22/8/2023
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